Lilith, aquella que , según el mito, surgió
al mismo tiempo que Adán de las manos del Creador, de fascinante belleza, guapa
fémina muy enigmática, bastante siniestra, fatídica y perversa, espontánea y
libre, indómita e impetuosa, celosa de
su independencia, rotundamente atrayente, de ardientes deseos y de contundente
seguridad en sí misma, que se rebela contra el rol asignado para las de su
sexo, capaz de plantarle cara al mismísimo Creador si es preciso (como así
hace) y de marcharse incluso del Paraíso. Está feo tener la osadía de querer
asemejarse al varón reclamando paridad con el mismo, discutir el rol a tomar
respecto a éste, desobedecer las órdenes del Hacedor con tanto atrevimiento,
abandonar el Paraíso.
Lilith abrió las puertas de lo
prohibido. Lilith rompió con lo estipulado por el Creador para la raza humana. Quebrantó
lo establecido, se querelló contra el orden natural de las cosas, abandonó el
lugar propio de la Humanidad, trasgredió los límites impuestos a los seres
humanos (algo que también hará Eva en su momento) y por ello se ha colocado
fuera del mundo de los hombres
Lilith contiene en sí elementos
suficientes que, sin hacer una valoración moral, sí nos permiten en cambio
pensar en un patrón típico de lo femenino caracterizado por rasgos como la
independencia, la autonomía, la autopertenencia, la confianza en el propio
criterio, el sentido crítico, la vinculación con el propio ser y el propio
deseo que desde nuestra mentalidad la hacen conceptualizar como individuo
libre. El mismo hecho de su "ocultamiento" en las profundidades nos
mostraría que el factor Lilith puede estar en determinadas mujeres reprimido,
oculto en su propio interior, mas permanece latente y actúa desde las propias
profundidades.
Lilith nos remonta a la tan mitificada,
por otra parte, etapa matriarcal de la Humanidad, cuyos restos casi podemos
exhumar si hacemos arqueología cultural y, aún ahora, contemplamos implícitos
en algunos textos de la Literatura clásica y en el simbolismo de las Diosas
lunares.
El simbolismo de Lilith, por tanto,
apuntaría a un momento previo al actual orden social patricéntrico que ha
prefijado determinadas pautas de relación entre hombres y mujeres. Y por
"actual" entendemos vigente, en el sentido de que corresponde a unos
códigos todavía en uso en los patrones culturales judeo-cristianos y en las
sociedades a ellos adscritas; códigos que se remontan a los orígenes mismos de
esta tradición. No hay más que ver cómo ha "desaparecido" Lilith,
cómo aparece Eva en el Génesis, la interpretación y la divulgación tan
particular que durante siglos se ha hecho de los actos de nuestra primera madre
como portadora del mal y fuente del pecado para la Humanidad, además de las
consecuencias sociales e individuales provocadas con tales transmisiones.
No sabemos casi nada de Lilith. Salvo
una brevísima mención en el libro de Isaías (1). La Biblia cristiana no dice
nada más sobre Lilith. No existen apenas datos originales de esta figura que ha
llegado hasta nosotros procedente, sobre todo, de la vieja tradición talmúdica
(2); aunque no es exclusivamente oriunda de tal contexto, ya que, comparaciones,
equivalencias y similitudes aparte, la encontramos claramente identificada en
la vieja simbología súmera y babilónica integrando, incluso, ciertas versiones
del ciclo de Gilgamesh (3)
1- Capítulo III del Génesis
2-El Talmud (התלמוד) es una obra que recoge
principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres,
historias y leyendas. El Talmud se caracteriza por preservar la
multiplicidad de opiniones a través de un estilo de escritura asociativo,
mayormente en forma de preguntas, producto de un proceso de escritura grupal, a
veces contradictorio .
3- La mitología cuenta que Gilgamesh fue un rey déspota que reinó en Babilonia en la ciudad de Uruk (actual Warqa, en Irak).
Fuente: Paloma de Miguel http://www.nueva-acropolis.es/cultura/319-simbolismo/14404-lilith--la-sombra-de-eva
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